martes, 2 de abril de 2013

Una tarde cualquiera...

Una tarde cualquiera me acerqué al nuevo espacio de Fundación Telefónica en la calle fuencarral de Madrid. Además de traerme muchos recuerdos pasados y conectarme con el lugar desde otro lado, me sorprendió y emocionó inmensamente la exposición actual del fotógrafo Virxilio Vieitez.

Lo primero que vi al entrar fue a mi abuela y a su tía, y despues a mi madre, y a sus hermanos vestidos de domingo en la España de los años 50.  La disposición de la imágenes en el espacio me hicieron perderme por los pueblos de esta España mia y entender mejor a sus gentes y su idiosincracia. Me sentí etnógrafa de mi propio pueblo y empaticé al instante con tanto mensaje.

                                           
                                                                   Virxilio Vieitez

Sentí el entusiasmo en las miradas de los otros espectadores. Sentí la poesía que da el tiempo a esta obra, y como ésta, nos coloca en un imaginario español que nos hace complices. Me sentí de nuevo debajo de la mesa camilla espiando a los mayores.

Despues de tanta vida corriendo por mis venas, de tanto entusiasmo y despertar de los sentidos, me acerqué al horno de San Onofre y me comí una merecida ensaimada con café. Fue entonces cuando empezaron todas mis dudas.

¿Porque no he visto antes un trabajo de este tipo? ¿Quien era Virxilio Vieitez como artista? ¿Cual era su búsqueda estética, su aliento, sus referencias?

En este punto me encuentro con un Virxilio que se tropieza con la fotografía por casualidad. Aunque  percibo la obra de un artista, me encuentro con una técnica escasa, con apenas referencias visuales y con una intencionalidad puramente práctica, la de ganarse unas pesetas como fotógrafo. Virxilio no se cuestiona, no se plantea, simplemente actua. Su falta de complacencia me recordó a la fotografía directa y sin concesiones de Diane Arbus. Sin embargo, el acercamiento al medio de ambos es totalmente distinto.
                                   
                                      
                                                                       Diane Arbus 

El trabajo de Diane (Dee- Ann) es pura intencionalidad. Su manera de fotografiar cambió, cuando su profesora en la New School for Social Research de N.Y, Lisette Model, le dijo que fotografiara con las tripas, desde las entrañas. A partir de ahí, comenzó su búsqueda hacia personajes extremos de la sociedad y los fotografió de forma directa, llana, con mucha ironía y distancia. Al igual que Virxilio,  Arbus no disfraza la miseria, si no que la muestra tal cual es con un lenguaje fuerte y tenso. Sin embargo, en Virxilio el acercamiento a sus personajes es mas noble y sin segundas intenciones. El no busca esa tensión o dureza, y si aparecen, son peculiaridades implícitas de los personajes.

Virxilio se convierte así en artista sin pedir permiso y su obra se transforma en extraordinaria por el paso del tiempo.

Y así de extraordinaria fue aquella tarde en la que pude volver a mirar los ojos de mi abuela.